En los primeros días de abril de 1978, la selección argentina se encontraba en pleno entrenamiento en el complejo del Sindicato del Seguro, en Moreno. A tan solo dos meses del Mundial, el plantel contaba con la presencia de Osvaldo Piazza, quien había sido convocado por el entrenador César Luis Menotti debido a su destacado rendimiento en el club Saint-Etienne. Se le ofreció ser titular y capitán en la zaga central, pero desafortunadamente recibió la noticia de que su esposa y sus dos hijas habían sufrido un grave accidente automovilístico en su camino a Cannes. Aunque la AFA le ofreció esperarlo todo el tiempo necesario, Piazza decidió no regresar y se reunió con su familia meses después del Mundial.
Este hecho marcó un giro inesperado en la pareja de centrales que habría sido Piazza-Passarella, reemplazada por Luis Galván-Passarella. A lo largo de la historia de la selección argentina, se han registrado muchos casos en los que jugadores inesperados han ocupado puestos clave en los equipos campeones del mundo. Por ejemplo, en el Mundial de 1978, Jorge Carrascosa era el lateral izquierdo titular y llevaba la cinta de capitán, a pesar de la presencia de Passarella en el campo. Los arqueros también tuvieron cambios inesperados, ya que Fillol ya no formaba parte del equipo desde 1975 y en su lugar atajaron Gatti o Baley.
Otro caso notable ocurrió en el Mundial de 1986, cuando la selección argentina logró una angustiante clasificación tras empatar 2-2 con Perú. En ese partido, jugadores como Fillol, Trossero, Julián Camino y Juan Barbas fueron titulares, y Ricardo Gareca ingresó para dar el impulso final. Sin embargo, ninguno de ellos se alojó en la concentración del equipo en el Distrito Federal. Jorge Valdano también fue una sorpresa en este torneo, ya que no había sido convocado en los 22 partidos anteriores al debut contra Hungría.
Estos ejemplos demuestran que incluso en los momentos más importantes y planificados, el destino puede reservar giros inesperados. En el Mundial de 2022, también se esperaban sorpresas en la selección argentina. El entrenador interino Lionel Scaloni asumió el cargo tras la salida de Jorge Sampaoli y tuvo que enfrentar el desafío de reconstruir el equipo después del decepcionante desempeño en Rusia 2018. Scaloni tenía una visión audaz y ofensiva del juego, buscando que su equipo atacara rápidamente al rival.
A medida que avanzaba su etapa interina, Scaloni adaptó su propuesta y se mostró más flexible en su enfoque táctico. Con la incorporación de Lionel Messi al equipo, comprendió la importancia de la pausa y la adaptabilidad. Durante la Copa América 2021, el equipo adoptó un enfoque más cauteloso después de tomar la delantera en los partidos. Esta estrategia demostró ser efectiva y llevó al equipo a ganar el torneo.
En el camino hacia el Mundial de Qatar, Scaloni reforzó su visión de que los equipos inteligentes y cautos son los que tienen éxito en los torneos internacionales. Durante el Mundial, también tuvo que enfrentar imprevistos y tomar decisiones rápidas. Por ejemplo, la lesión de Giovani Lo Celso abrió la puerta para que Alexis Mac Allister se convirtiera en una opción importante en el equipo. También se destacó la irrupción de jugadores como Enzo Fernández y Julián Álvarez, cuyo rendimiento en sus clubes les valió un lugar en la selección.
En resumen, en los tres mundiales ganados por Argentina, se han presentado situaciones inesperadas que han llevado a jugadores secundarios o no incluidos inicialmente en la lista a ocupar roles importantes en el equipo. Estos ejemplos demuestran que el fútbol está lleno de giros imprevisibles y que incluso los planes más minuciosamente diseñados pueden cambiar en un instante.