El operativo de seguridad para evitar que los manifestantes corten las calles en la primera marcha en el centro porteño desde que el Gobierno de Javier Milei oficializó el nuevo protocolo antipiquetes provocó un cortocircuito entre Patricia Bullrich y la administración de Jorge Macri.
Las diferencias por el manejo del esquema para impedir los bloqueos a la circulación se hicieron evidentes alrededor de las 16, cuando el grueso de los manifestantes se concentraban en las inmediaciones de la Plaza de Mayo y se producían los primeros forcejeos con los efectivos policiales. Fue el secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz, a cargo de la Policía de la Ciudad, quien expresó su malestar con Bullrich por la presencia de efectivos de la Policía Federal y de la Gendarmería Nacional durante el procedimiento para contener la movilización de los dirigentes del Polo Obrero y otras organizaciones sociales y de izquierda que se dirigían a la plaza, epicentro de la protesta, frente a la Casa Rosada.
En la antesala de la protesta, Bullrich había informado que solo desplegaría fuerzas federales en las zonas que se encuentran bajo jurisdicción federal –edificios públicos, rutas nacionales, autopistas, accesos a la Capital y estaciones de trenes– y que solo aplicaría el nuevo protocolo en el territorio porteño en caso de que reciba un requerimiento formal de Jorge Macri. Es decir, para no violar la Ley de Seguridad Interior, el Ministerio de Seguridad de la Nación requiere de un convenio o un pedido de ayuda de los gobiernos provinciales para intervenir con las fuerzas federales.
Mientras caminaba por la calle para monitorear el operativo de la Policía de la Ciudad en los puntos de concentración que había consensuado con las organizaciones sociales, Kravetz se mostró molesto cuando lo consultaron por la presencia de gendarmes y efectivos de la Policía Federal. Ante una pregunta de un cronista del canal C5N, dijo que no había solicitado esos refuerzos. “Preguntale a Patricia Bullrich, no a mí. No voy a catalogar nada. No es pedido nuestro”, remarcó. Minutos después, Bullrich recibiría a Milei en la sede del Departamento Central de la Policía Federal para monitorear la marcha en el microcentro.
Pese a los esfuerzos para coordinar el operativo conjunto, Kravetz cristalizó las diferencias en torno al manejo del esquema de seguridad para evitar los cortes de calles en la primera movilización de magnitud que enfrentó Jorge Macri. Para hacer una demostración de fuerza, Waldo Wolff, a cargo de la cartera de Seguridad, movilizó a 2000 efectivos, el doble de lo que se suele destinar para custodiar un clásico entre River y Boca.
De inmediato, los voceros de la Ciudad intentaron restarle relevancia a los dichos de Kravetz. Lo vincularon a las “tensiones” que provoca un operativo “complejo” y “de magnitud” entre distintas fuerzas de seguridad. Y machacaron con que hubo un esquema “conjunto” entre el Ejecutivo porteño y la Nación, pero no confirmaron si hubo un pedido formal de ayuda para que intervengan las fuerzas federales. Conformes con el resultado del plan para contener una movilización de unas 10.000 personas, celebraron que no haya habido cortes en la avenida 9 de Julio ni interrupciones en el servicio de transporte público. Hubo dos detenidos por “agresión al personal policial”, indicaron. Y un efectivo resultó herido.
Minutos antes de las 19, el jefe porteño difundió un mensaje en la red social X en el que calificó como un “éxito” el operativo y le agradeció al Presidente por “la colaboración de las fuerzas federales”. No aclaró si se refería al despliegue en la Plaza de Mayo o a los controles en los accesos y estaciones de trenes. “Veníamos de un país y una Ciudad donde los piqueteros hacían lo que querían. El éxito va más allá del operativo, tiene que ver con un cambio cultural en Argentina, en la Ciudad de Buenos Aires donde vuelve a ser el Gobierno el que decide qué se puede hacer y qué no en el espacio público”, puntualizó. Así buscó exhibir que mantuvo el control de la calle en la ciudad, mientras sus colaboradores matizaron la reacción de Kravetz.
Sin embargo, las palabras del funcionario de Jorge Macri provocaron malestar en el Ministerio de Seguridad de la Nación. No fue el primer cortocircuito entre ambas administraciones. Ya había habido roces por la detención del hombre que intentó agredir al Presidente el 10 de diciembre y por los dichos de Kravetz sobre el protocolo de Bullrich. “Kravetz está desbordado. Vio que a él le cortaron y a la Federal, no”, despotricó un funcionario que siguió de cerca el operativo.
Según fuentes oficiales, Bullrich decidió reforzar la presencia de fuerzas federales –solo podían custodiar edificios públicos sin un requerimiento previo– porque sospechaba que la Ciudad no actuaría con firmeza para despejar los bloqueos. “Nosotros tenemos la orden de que no se puede ceder y ellos, como quedó demostrado, iban a ceder”, señaló un interlocutor habitual de Bullrich.
En la previa de la marcha, la ministra de Seguridad había puesto la mira en el accionar de la Policía de la Ciudad. Si bien lucía conforme ante sus colaboradores por el operativo “disuasivo” que montó en los accesos a la Capital y en las estaciones de trenes para desalentar la concurrencia a la marcha, Bullrich aguardaba una demostración concreta de la decisión política de bloquear los piquetes de las autoridades porteñas, quienes decidieron no adherir al nuevo protocolo nacional y optaron por su propio procedimiento para garantizar la circulación durante la protesta.
En el entorno de Jorge Macri se mostraron satisfechos con el operativo con el que acotaron al mínimo el impacto en la circulación en zonas neurálgicas del centro, pese a que hubo cortes de calles en el tramo final de la movilización. Negaron que haya habido un cortocircuito con Bullrich y consideraron que sortearon una primera prueba de la nueva política de orden público. Evitar los piquetes había sido una de las principales promesas de campaña de Jorge Macri. “Hoy lo que cambió claramente es quién maneja la calle: si los piqueteros o las autoridades que tenemos la responsabilidad de gobierno”, sostuvieron desde la cúpula de la Ciudad. Atentos a los dichos de Kravetz, que fueron relativizados por sus colaboradores, legisladores porteños de la oposición, como Claudia Neira o Juan Manuel Valdés, ambos integrantes de la bancada de Unión por la Ciudad, alertaron sobre una violación a la soberanía de la Capital por la intervención de las fuerzas federales sin un pedido “expreso” de las autoridades porteñas.
La explicación de Bullrich
Después de haber recibido al Presidente para monitorear el operativo en el Departamento de la Policía Federal, donde el Gobierno montó una puesta en escena para exhibir firmeza en su política para poner límites a los piquetes, Bullrich hizo un balance del debut de la nueva doctrina para evitar los cortes de calles. Sostuvo que las cinco fuerzas federales y la Policía de la Ciudad lograron garantizar la libre circulación. Consideró que en la Argentina se “inició una nueva etapa” y que “se terminó la era del vale todo”.
Al ser consultada sobre la intervención de gendarmes y efectivos de la Policía Federal, Bullrich recordó que las fuerzas federales tienen bajo su jurisdicción la custodia de edificios gubernamentales: “Hay una discusión sobre qué es un objetivo federal y qué son las calles porteñas. Creemos que el avance sobre la Casa de gobierno y el Congreso son objetivos federales”.
“La Policía de la Ciudad estaba en las calles y en la Plaza de Mayo y el Congreso [se ubicaron] las fuerzas federales. Cuando quisieron desordenarse fueron en apoyo para encausar y acompañar para que se cumpla a rajatabla el protocolo”, apuntó.