El gobernador de Santa Fe y su visión sobre el retiro del paquete fiscal de la ley ómnibus
El sábado a la mañana, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, está solo en su despacho, con un termo y un mate que tiene apoyado en un pequeño escritorio. Él abre la puerta, porque casi no hay empleados. Volvió a la madrugada de Córdoba. Confiesa que le “cuesta parar”, hacer una pausa. Sabe cuántos patrulleros están activos durante esa mañana en las calles, mientras observa su celular. También mira los números de las cuentas. Otro problema que se suma a la lista, en la que figuran también las amenazas que recibe a diario.
En una extensa charla con LA NACION, Pullaro admite que está conforme con la decisión que tomó el gobierno nacional de retirar el paquete fiscal de la ley ómnibus. Fue uno de los gobernadores que más endureció su posición, sobre todo frente a la suba de las retenciones. En Santa Fe el campo no solo configura un poder económico robusto, sino electoral.
Otra mirada hacia la provincia productiva
El gobernador advierte, además, que debe haber otra mirada con “esta provincia productiva”. Los gobiernos anteriores “apostaron al AMBA con un modelo de subsidios y planes, alejados de la cultura del trabajo”.
“Creían que con programas sociales y un efecto derrame la Argentina iba a salir adelante. Se fueron encerrando en eso hasta llevarnos a un punto que los mismos beneficiarios de los planes entendieron que no era el camino”, apunta.
Opinión sobre el retiro del paquete fiscal de la ley ómnibus
-¿Qué opinión tiene de la decisión que tomó el gobierno de retirar el paquete fiscal de la discusión parlamentaria de la ley ómnibus?
-Es una decisión sumamente saludable, porque la Argentina necesita mucho diálogo político y requiere que los sectores y los actores del sistema político podamos escucharnos. Era un paquete fiscal que no iba a cumplir el objetivo que tenía, en definitiva, porque había una mayoría de los legisladores nacionales que iban a rechazar gran parte del paquete fiscal, fundamentalmente en relación a la suba de retenciones y el cambio en la movilidad jubilatoria. Por lo tanto, no iba a cumplir la premisa de fondo, con lo cual el gobierno nacional ahora va a tener diálogo con los diferentes actores para encontrar los puntos que nos permitan bajar el déficit fiscal y lograr el equilibrio del Estado nacional y las provincias.
La postura dura del gobernador frente al debate de la ley ómnibus
-Usted tuvo una posición dura a principio de semana frente al debate de la ley ómnibus, que generó fuertes respuestas del ministro de Economía. ¿Eso influyó en la decisión final?
-Más que dura fue una postura clara. La semana pasada, junto al ministro de la Producción de Santa Fe, Gustavo Puccini, recorrimos despachos de los principales funcionarios y legisladores nacionales mostrándoles el impacto negativo que iba a tener la suba de las retenciones, por un lado, a la industria, a las economías regionales, y cuánto la Nación iba a dejar de recaudar por la pérdida de mercados internacionales. Y explicamos cómo ese costo se iba a trasladar a los productores agropecuarios. Íbamos a desindustrializar a la Argentina y eso nos iba a generar problemas, fundamentalmente, de empleo y de crecimiento económico. Fuimos con ese detalle, con los números en la mano y, la verdad, sentimos que el gobierno escuchó y que ahora va a reflexionar para juntarnos en una mesa y ver de qué manera encontramos los puntos de equilibrio que nos permitan salir de esta situación.
Polo de poder de los gobernadores de la oposición
-¿Esta situación mostró con mayor claridad que en este contexto los gobernadores de la oposición se constituyeron en un polo de poder?
-Los diez gobernadores de Juntos por el Cambio tenemos buen diálogo entre nosotros y entendemos que debemos tener una defensa Incólume de los intereses de las provincias, pero también debemos trabajar para que a la Nación le pueda ir bien y pueda salir de esta situación que está viviendo el país. Hoy en la oposición, por lo menos desde el punto de vista de Juntos por el Cambio, hay tres esquemas de poder que se empiezan a articular. Uno lo configuran los gobernadores, por los intereses propios en las provincias. Otro son los legisladores nacionales, que articularon muy bien con los gobernadores. Sentí un fuerte apoyo y acompañamiento, primero del bloque de la Unión Cívica Radical, que conduce Rodrigo de Loredo, pero en segundo término también de la bancada de Miguel Pichetto, del sector que conduce Mónica Fein y de Pro. En tercer término, tuvo importancia la articulación de los partidos políticos. Porque el rol de Martín Lousteau, desde la UCR, en defensa de los intereses de las provincias y la articulación en el Congreso nos permitió a nosotros armar un polo de poder para que se revean las medidas para saldar el déficit de caja. Nosotros queremos acompañar al gobierno nacional con algunas propuestas diferentes.
Gestión en el contexto de ajuste y discusiones salariales
-¿Se corre el riesgo ahora de que haya una delegación de las tareas de ajuste en las provincias en momentos en que empiezan las tensiones en el interior por las discusiones salariales?
-No lo creo. La provincia de Santa Fe aportó el año pasado a la Nación más de tres veces de lo que recibió de la administración central, con lo cual, no vamos a ser los más perjudicados por el recorte de las transferencias indirectas, porque de hecho ya las habíamos perdido hace muchos años. Y eso a nosotros nos permitía vivir con los recursos propios, pero aportando un montón de fondos para el sostenimiento del Estado nacional. Entiendo que otras provincias con menor potencia productiva que Santa Fe y menos empleo en el sector privado, posiblemente tengan algún inconveniente mayor. En los últimos años el gobierno nacional no aportó ni siquiera en obra pública. Invito a que vean el estado calamitoso de las rutas nacionales, particularmente del complejo portuario. Nuestra preocupación a nivel económico pasa por la caída de los recursos provinciales y nacionales, que hicieron que la recomposición de recursos de la provincia esté un 90% por debajo del índice de inflación. Esa brecha tan importante nos pone en una situación compleja, de cara a la recomposición salarial de los empleados públicos y frente a todos los compromisos del Estado, que tienen que ver con seguridad, con infraestructuras, salud y educación, entre otras cosas. No va a ser un año fácil, pero tengo la esperanza de que vamos a tener un segundo semestre bueno si se logran ordenar las cuentas nacionales.
Trato con el nuevo gobierno y la llamada grieta
-¿Ha sido complicado el trato con este nuevo gobierno, cuyos principales cuadros no provienen de la política partidaria convencional?
-Con los ministros he tenido muy buenas charlas. Veo gente que trabaja de muy buena fe. Valoro el rol de Guillermo Francos, ministro del Interior. Lo mismo pasa con Patricia Bullrich y con el propio ministro de Economía Luis Caputo, que más allá de algunas expresiones que puedan ser criticadas se ve buena voluntad. El mandato social que tiene el presidente Javier Milei es resolver el déficit fiscal y bajar los índices de inflación y no emitir para que esto vuelva descomponerse. No es fácil estar domando ese toro en este momento tan complicado de la Argentina