JuanFer Quintero: Un año de altibajos en Racing
Hace exactamente un año, Juan Fernando Quintero tenía su primer entrenamiento como jugador de Racing. El colombiano había llegado a Avellaneda en una negociación tan rápida como sorpresiva. Un llamado telefónico entre él y el entonces entrenador Fernando Gago fue el primer paso de una operación que se cerró en 48 horas, con un costo de 3,5 millones de dólares y un contrato hasta diciembre de 2025, más allá de que luego hubo algunas demoras en la firma y en la revisión médica. En el horizonte inmediato aparecía el duelo de octavos de final de Copa Libertadores ante Boca. Su incorporación hacía crecer el morbo, pero también las dudas por los antecedentes: el zurdo arribaba con poca continuidad y con el recuerdo reciente del mal paso de Edwin Cardona por la Academia.
¿Rumbo a Medio Oriente?
Aquellos interrogantes empiezan a hacerse carne 365 días después. Más allá de que el entrenador Gustavo Costas hace fuerza para convencer al colombiano de que se quede, el futuro de Juanfer parece estar en Medio Oriente. Desde el club aseguran que aún no recibieron ninguna oferta formal, pero desde el entorno del futbolista hacen saber que el contacto está al caer. Para el presidente Víctor Blanco, es indispensable recuperar los más de dos millones de dólares que Racing ya gastó en Quintero para autorizar su salida. Y, en lo posible, también conseguir alguna compensación económica por la salida antes de lo estipulado.
Escaso protagonismo en la cancha
La última vez que Juanfer pisó el césped del Cilindro, por la fecha 8, ante Unión, los hinchas lo recibieron con aplausos. El tiempo extra que había jugado en la final de la Copa América ante Argentina (30 de los 48 minutos totales en el torneo) generaba expectativa, además del recuerdo de su buen primer semestre. Se desinfló rápido. Apenas estuvo en la cancha durante el primer tiempo, con una actuación apagada.
Tras disputarse un tercio del campeonato, el número 8 actuó en apenas 76 minutos de esta Liga Profesional de Fútbol. Y en la Copa Sudamericana, el gran objetivo que se trazó Racing a principio de año para saldar por fin la deuda internacional que acumula desde 1988, Quintero jugó apenas 29 minutos. Muy poco. Su ausencia en el partido ante Huracán, en el que Racing podía treparse a la punta del campeonato, parece haber sido un punto de no retorno. Tanto para la relación con los hinchas como también para la mirada de Costas.
El futuro en el aire
Pese a que los rumores en torno a la no continuidad del exRiver dan vueltas por la mitad celeste y blanca de Avellaneda desde su partida a la Copa América, el técnico se había mantenido firme en la insistente postura de que la presencia del colombiano en el plantel era indispensable para sostener el nivel competitivo en la etapa final de la temporada. Después del faltazo por lumbalgia ante el Globo, Costas admitió que hay un interés de un equipo árabe por Quintero y que esta semana se definiría su continuidad. Pese a que se volvió a entrenar a la par de sus compañeros, ya sin rastros de la molestia en su espalda, el futuro de Juanfer no parece estar cerca de Racing.
Lejos quedaron aquellas frases elogiosas que le dedicaba el DT y la comparación con uno de los máximos ídolos del club en el último tiempo. “Juanfer es mi Rubén Paz. Es un fenómeno, no te da ganas de sacarlo nunca. Él quiere jugar siempre y es un tipazo. Está con ganas. Se tira a los pies, roba pelotas también. Hace un trabajo táctico espectacular cuando no tenemos la pelota porque nos juega encima del 5 rival”. El zurdo le devolvía las paredes al entrenador: “Es hermoso el profesor, es muy emocional. Y es muy hincha. Es una persona que nos da una gran confianza”. En el medio algo se rompió.
Pocas oportunidades en el equipo
Después de un buen arranque del año, con continuidad, goles y asistencias en la Copa de la Liga, la regularidad del colombiano se fue diluyendo. En abril, un problema familiar lo obligó a viajar a su país en dos oportunidades. Luego le siguieron algunas molestias musculares y la citación a la Copa América. Y así se fue desgastando el vínculo, al que Costas siempre intentó regar. Incluso le dio la cinta de capitán, en aquella dolorosa derrota ante Talleres de Remedios de Escalada, por la Copa Argentina.