MORÓN. En un escenario político local cada vez más fragmentado y con la ciudadanía mostrando signos de hartazgo, ha surgido una nueva oferta electoral que busca capitalizar el descontento. El dirigente social Cristian ‘Chapu’ Martínez, conocido por su trabajo territorial en los barrios populares del distrito, oficializó su candidatura como primer concejal por el frente Nuevos Aires, marcando una ruptura explícita con las estructuras tradicionales y, notablemente, con el armado libertario local con el que alguna vez coqueteó.
La jugada de Martínez no es un hecho aislado. Se enmarca en la construcción de una tercera vía a nivel provincial, una coalición modesta pero con aspiraciones, integrada por el Partido Renovador Federal y Unión Celeste y Blanco. Sus principales arquitectos son los diputados provinciales Fabián Luayza y Gustavo Cuervo, quienes buscan instalar una alternativa por fuera de la grieta que domina la escena bonaerense. La elección del próximo 7 de septiembre será la prueba de fuego para este incipiente armado, que peleará por bancas en la Legislatura y en los concejos deliberantes.
El aterrizaje de este espacio en Morón tiene en Martínez a un protagonista que conoce el paño y no teme al barro de la política local. “Vamos por fuera de todos, con este espacio nuevo y con la decisión de decirles la verdad a los vecinos”, sentencia en conversación con este medio, marcando desde el inicio su principal capital político: la proximidad.
La historia reciente de ‘Chapu’ es, en sí misma, un termómetro de la política actual. Reconoce sin tapujos su “aprecio y simpatía” por las ideas libertarias, un espacio que canalizó la bronca de muchos. Sin embargo, su camino se bifurcó. “Hay cosas que me parece que están mal y las digo”, afirma, y lanza una crítica que resuena en muchas familias del conurbano: “Nosotros venimos planteando que hay vecinos que no llegan al día 15 con sus ingresos y eso no fue bienvenido. Lo peor que nos puede pasar es convertirnos en fanáticos”.
Esa frase es la clave de su alejamiento de La Libertad Avanza a nivel local, donde las diferencias con los armadores se volvieron insalvables. Martínez sintió que la urgencia social de su gente quedaba supeditada a la rigidez ideológica. Ahora, desde su propia trinchera, busca construir una base heterogénea. “Con espacio propio vamos a recorrer los barrios”, explica, y detalla una coalición que parece un mosaico del Morón no alineado: “Es una fuerza incipiente, con gente de la UCD, de la agrupación Rojo Punzó y vecinalistas de todos los pueblos de Morón”. Una mezcla de liberalismo clásico, federalismo con tintes históricos y pragmatismo barrial con la que intentará ofrecer “la mayor representatividad a la gente”.
Su diagnóstico del resto de los competidores para el 7 de septiembre es lapidario y se alinea con el sentir de muchos votantes. “Todo es más de lo mismo: se están peleando entre ellos, se sacan trapitos al sol”, evalúa con dureza.
La campaña de Martínez será, sin duda, una cuesta arriba, enfrentando a los aparatos consolidados del oficialismo y la principal oposición. Pero su apuesta es clara y la resume en una estocada final, un mensaje directo a la clase política tradicional: “Estamos cansados de los que aparecen dos semanas antes de la elección a sacarse una foto y después se borran”. En ese cansancio reside, precisamente, su oportunidad.