El caso de Manuel Rocha, exembajador de Estados Unidos en Cuba durante 42 años, quien resultó ser un espía al servicio de la isla, ha generado consternación en el servicio exterior estadounidense. Esta revelación ha llevado a cuestionar las acciones y la veracidad de las informaciones proporcionadas por Rocha a lo largo de su carrera. ¿Cuántas de sus acciones fueron planeadas por La Habana? ¿Cuánta información distorsionada habrá transmitido a sus superiores en Washington para favorecer a sus verdaderos jefes? ¿Cuántas declaraciones o datos presentados ante interlocutores de otros países fueron deliberadamente tergiversados?
Un ejemplo relevante en este contexto es la declaración que Rocha realizó como embajador en Bolivia en 2002, favoreciendo la candidatura de Evo Morales. Esta declaración condenatoria llevó a pensar en ese momento que Morales pasó del tercer al segundo lugar en las elecciones, donde Gonzalo Sánchez de Losada resultó ganador. En aquel momento, resultaba incomprensible cómo un diplomático podía apoyar a un candidato enemigo de su propio país. Ahora, queda claro que Rocha buscaba impulsar al candidato amigo de Cuba, una jugada que posiblemente le haya costado su carrera en el Departamento de Estado.
La participación de Rocha en la política latinoamericana también ha planteado interrogantes en Argentina, donde estuvo destinado como Encargado de Negocios entre 1997 y 1999. Durante ese período, Rocha estableció una estrecha relación con Eduardo Duhalde, quien ejerció una gran influencia sobre él. Esto ha llevado a especular sobre si la decisión de Duhalde de postular a Néstor Kirchner como presidente, a pesar de sus bajas posibilidades en las encuestas, fue recomendada por Rocha como una forma de congeniar con Estados Unidos.
Esta posible conexión entre Rocha y la candidatura de Kirchner plantea la pregunta de si su postulación fue parte de un proyecto cubano en un ajedrez secreto. ¿Hubo una línea directa entre esa candidatura y la humillación pública a George Bush en la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata? Además, Kirchner mantenía una estrecha relación con Cuba, donde Miguel Bonasso, uno de los mediadores, era uno de los amigos más cercanos de Fidel Castro en Buenos Aires. Bonasso, incluso, ingresó a la Cámara de Diputados en 2003 como parte de una lista promovida por Kirchner.
Otro episodio que cobra nueva interpretación es el consejo que Carlos Ruckauf, canciller de Duhalde, le dio a Colin Powell, secretario de Estado de Estados Unidos, sobre la posible victoria de Evo Morales en las elecciones bolivianas de 2002. Ruckauf recomendó a Powell observar la evolución de Morales, lo cual resulta extraño ya que Rocha no habría proporcionado esa información.
El rol de Rocha en Argentina
Rocha tuvo un papel relevante en Argentina, ya que supervisó la venta de las empresas de Alfredo Yabrán al Grupo Exxel, una operación de gran importancia comercial y política. Además, mantuvo una estrecha relación con el empresariado local, incluso después de su retiro como diplomático.
El caso de Rocha es excepcional en el mundo del espionaje, ya que se desempeñó como espía durante 42 años, ocupando posiciones estratégicas en el servicio exterior estadounidense. Su carrera incluyó trabajos en el área cubana del Consejo Nacional de Seguridad y la embajada de Suiza ante Cuba. Además, Rocha estuvo involucrado en programas académicos y asesoró al Comando Sur del Pentágono en temas de defensa y terrorismo.
El caso de Rocha ha generado un gran escándalo y plantea interrogantes sobre el espionaje cubano y su relación con el sistema de seguridad de Estados Unidos. Rocha enfrentará un juicio y la fiscalía ha pedido una pena de 60 años de prisión. Sin embargo, existe la posibilidad de que pueda beneficiarse de un eventual intercambio de espías con Cuba. No obstante, dado que es ciudadano estadounidense y sus delitos son graves debido a su posición como diplomático, esta hipótesis es difícil de cumplir.
El caso de Rocha se suma al escándalo de Ana Montes, quien también fue descubierta como una infiltrada cubana en el Pentágono. Estos casos reflejan la crisis del régimen cubano y la cooptación de personal de inteligencia por parte de Estados Unidos.
En resumen, el caso de Manuel Rocha revela la complejidad del espionaje y sus consecuencias en las relaciones internacionales. Su carrera como espía al servicio de Cuba plantea interrogantes sobre la veracidad de sus acciones y su influencia en la política latinoamericana, especialmente en Argentina. Este caso también pone de relieve la importancia de la seguridad y la confianza en el ámbito diplomático.