Denuncia contra el Opus Dei en Argentina
Susana Lencina comparte cómo el uso del cilicio era solo parte de un entramado de abusos en el Opus Dei. La cadena con púas incrustadas en sus muslos era solo el comienzo de una serie de prácticas de explotación y control que debían soportar las mujeres reclutadas en la institución. Este testimonio es uno de los 44 que forman parte de una denuncia por presuntos delitos de reducción a la servidumbre y trata de personas contra el Opus Dei en Argentina. Un juzgado federal de Buenos Aires analiza el caso, que implica a exautoridades y sacerdotes de la organización.
Extensas jornadas laborales sin retribución
Lencina relata cómo llegó a Buenos Aires engañada con promesas de educación y oportunidades. Sin embargo, el internado al que la enviaron resultó ser un lugar de explotación. Obligada a realizar extensas jornadas laborales sin compensación económica, sometida a violencia y control, las jóvenes reclutadas estaban lejos de recibir la educación y el progreso prometidos.
Servidumbre, cilicio y penitencia
La periodista Paula Bistagnino explica que el Opus Dei se estructura de forma piramidal, con las numerarias auxiliares en la base. Estas mujeres eran destinadas a tareas domésticas, sin posibilidad de estudiar o tener una vida propia. El cilicio y la penitencia eran parte del régimen impuesto por la organización, controlando hasta los pensamientos de las jóvenes reclutadas.
Susana Lencina detalla cómo debía llevar un alambre con púas mientras realizaba labores domésticas para evitar “malos pensamientos”. La práctica de mortificaciones como la flagelación era común, según su testimonio y el de otras denunciantes.
La salida del Opus Dei
Lencina describe su lucha interna por liberarse de la opresión del Opus Dei. A pesar de sentirse manipulada, logró escapar de la institución con la ayuda de una cómplice. Durante años, mantuvo su deseo de partir, enfrentando la vigilancia y el control de la organización. Finalmente, pudo dejar atrás esa vida de servidumbre y abusos.